Una estancia cuadrada... en un rincón, esteras en el suelo y algunas mantas para cubrirse. En el lado contrario, un horno de barro que servía para calentar la casa y cocinar...
Al amanecer, el padre o la madre reavivaban la lumbre y con un poco de harina de trigo y agua hacían una masa que introducían en el horno. Con un poco de miel y confitura de naranja, algunos frutos secos y leche de cabra... ¡DESAYUNO PALESTINO DE TIEMPOS DE JESÚS!
Y eso fue lo que hicimos el jueves pasado en clase. Os invitamos a probar la experiencia. Merece la pena.